7 de marzo de 2021

EL NOA y NEA ARGENTINO PDRÍAN TENER LAS LLUVIAS MÁS EXCEPCIONALES EN 12 AÑOS


El climatólogo cordobés Mario Navarro anunció en medios locales que en la primera quincena de marzo va a empezar a llover en el norte y centro argentino entre 20 mm y 60 mm, para luego pasar a 80 mm o 100 mm. “Abril es un mes al que nunca le dieron bolilla y van a tener lluvias espectaculares en el NOA y NEA hasta mayo”, detalló el cordobés. Aseguró también que comenzarán las heladas en la zona núcleo del país para finales de mayo y principios de junio. “Ya son los primeros indicadores de que hay que estar prevenidos”, dijo Cappato.

La interpretación de Cappato, ambientalista de Santa Fe, es que “puede que no pase nada, puede que pase algo muy serio o puede que pase algo intermedio” con las precipitaciones. “Con que pase algo intermedio ya Santa Fe tiene que tener preparada”. Recordó la emergencia hídrica que se produjo en 2007, hace 14 años, y que dejó tres muertos y 26.000 evacuados.

“No estamos diciendo que vaya a haber un desastre pero sí estamos diciendo a las autoridades que vayan a revisar las estaciones de bombeo y los sistemas de emergencia hídrica de la ciudad de Santa Fe. Que después no digan que se robaron los cables o que las tomas de desagüe están tapadas con basura”, opinó el experto santafesino.
Peligro de inundación

Navarro, meteorólogo reconocido en el rubro del agro por sus pronósticos para las cosechas, advirtió que al comienzo del otoño “las precipitaciones en la zona del litoral argentino va a tener un promedio 312 a 649 milímetros” y que las fuertes lluvias en Brasil provocarán una gran subida del río Paraná con posibles inundaciones en Entre Ríos, Corrientes, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Formosa, Catamarca, Jujuy, Salta y Chaco.

“A mi juicio y sin alarmar a partir de esta información estamos en una carrera contra el tiempo”, opinó Cappato. “Santa Fe tiene dos experiencias muy traumáticas de 2003 y 2007 y ahí se aprendieron muchas lecciones. Hay que ver si todo el sistema hídrico de evacuación, que ya tiene más de 10 años, está funcionando, si se hizo el mantenimiento”.

Por otro lado, Cappato describió el estado de crisis ambiental en el que nos encontramos. “Hemos desquiciado el clima: lo que antes tenía una regularidad ahora se torna caótico e impredecible. No estamos pudiendo pronosticar bien, en el corto plazo”.

“De golpe se produce una lluvia excepcional donde caen cientos de milímetros de agua en un solo lugar en poco tiempo, y eso es un fenómeno nuevo en el hemisferio sur”, informó. “Es muy desastroso porque no hay ningún sistema tecnológico que pueda hacerle frente rápidamente a esas lluvias”.

Explicó que el cambio climático no es “calentamiento global”: es la extremación del clima. Por ejemplo, las olas de calor y las nevadas son más largas y potentes. “Si tenemos la peor bajante de los últimos 50 años, también podemos tener una crecida excepcional. Insisto, no digo que vaya a ocurrir, pero estoy diciendo que hay que prestar atención”.
Las causas probables

El ambientalista galardonado por las Naciones Unidas, Jorge Cappato, aclaró: «Si bien estamos en un período de Niña, que debería ser de sequía, las causas de estas precipitaciones podrían ser otras. El Niño y la Niña son fenómenos del sistema de temperatura y vientos del océano Pacífico a la altura de Perú y Ecuador.

Según Cappato este período de lluvias extremas tendrían que ver con el océano Atlántico, en el que a inicios de febrero había temperaturas de hasta 10 y 13 grados por sobre lo normal. “Es la mayor que hubo de registros históricos”, aseguró.

Además citó un estudio publicado en la revista científica Nature Geoscience que indica que el sistema de circulación de corrientes en el Atlántico es más débil de lo que ha sido en 1.000 años, lo que podría resultar en más tormentas, inviernos más intensos y un aumento de las olas de calor y sequías. “Sin duda el clima tiene una conexión planetaria, cuando hay un desastre en una parte del mundo, tenemos que abrir el paraguas acá”, aseguró.

Foto: Según un estudio europeo la Corriente del Golfo, también llamada Circulación de Reversión Meridional del Atlántico (AMOC), nunca había sido tan débil como en las últimas décadas.