De este modo, el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo informó que: San Javier, 9 de julio, Vera, General Obligado y Garay tienen un índice “muy alto”, es decir, que entre el 15% y el 25% de su población tiene muy pocas posibilidades de salir de la pobreza. En tanto que los departamentos San Cristóbal, San Justo, Castellanos, San Jerónimo, San Lorenzo, Belgrano, Iriondo, Caseros, Constitución, General López, Rosario y La Capital. Todos ellos presentan un nivel “alto” de incidencia (del 10% al 15% de la población total). Por otro lado, Las Colonias y San Martín, por su parte, comparten la categoría de “moderado”, ya que menos del 5% (pero más del 1%) de sus habitantes se encuentra dentro de la categoría de “pobreza crónica”. En nuestra provincia, no existen localidades con un nivel de incidencia “bajo” o “muy bajo”.
Entre quienes padecen la pobreza crónica, casi la mitad son niñas/os y adolescentes. Las personas en esa realidad tienen privaciones en múltiples dimensiones, más allá del ingreso. Además, alrededor del 70% tiene menos de 9 años de educación, y si bien la mayoría de los adultos trabaja lo hace en condiciones precarias. En la provincia de Santa Fe viven 278.895 personas en situación de pobreza crónica, y es la tercera provincia del país, superada sólo por Buenos Aires y Chaco. Ese número representa el 8,59% del total de habitantes.
En este marco, entre el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo elaboraron un mapa para conocer la distribución geográfica de las personas en situación de pobreza crónica. La pobreza implica carencias y vulnerabilidades que exceden la dimensión monetaria. Por ejemplo, en la educación, casi el 60% de hogares cuenta con jefe/a con secundario incompleto o menos. La falta de posibilidades para cumplimentar los estudios genera una brecha que profundiza aún más la vulnerabilidad de este sector de la sociedad. Adempas, la investigación indica que en cuanto a los derechos elementales, como el acceso a la educación casi el 50% de los hogares no cuentan con acceso a cloacas.
Provincia: Santa Fe
Departamento: San Javier
Nivel de incidencia de pobreza crónica: Muy alto (15 - 24,99%)
Población: 30.793
% de población en situación de pobreza crónica: 19,34%
% de población urbana: 78,61%
% de hogares con hacinamiento crítico: 7,28%
% de hogares en vivienda deficitaria: 34,12%
% de hogares sin acceso a red cloacal: 91,39%
% de hogares con jefe/a con primario completo o menos: 64,26%
% de hogares con jefe/a con secundario incompleto o menos: 74,33%
% de niños/as entre 6 y 17 años que no asisten a la escuela: 9,46%
% de población sin obra social ni prepaga: 54,58%
CIPPEC, PNUD, ODSA-UCA y CEDLAS-UNLP elaboraron un mapa que permite visualizar la incidencia de la pobreza crónica en el territorio del país en distintos niveles jurisdiccionales.
Dentro de la población argentina, hay un grupo de personas que tiene la menor probabilidad de salir de la pobreza. Esto es lo que se denomina “pobreza crónica”. CIPPEC, PNUD y CEDLAS caracterizan a quienes viven en situación de pobreza crónica como el 10% de la población con menor probabilidad de salir de la pobreza, aun en períodos de crecimiento económico.
Entre quienes padecen la pobreza crónica, casi la mitad son niñas/os y adolescentes. Las personas en situación de pobreza crónica tienen privaciones en múltiples dimensiones, más allá del ingreso. Además, alrededor del 70% tiene menos de 9 años de educación, y si bien la mayoría de los adultos trabaja lo hace en condiciones precarias. Finalmente, viven en hábitats deficitarios dónde, por ejemplo, solamente tres de cada diez tienen acceso a cloacas.
La prevalencia de la pobreza crónica presenta diferencias en el territorio del país donde, por ejemplo, como proporción de la población en cada provincia, su incidencia tiende a ser mayor en aquellas que forman parte del NEA y el NOA. Visualizar estas variaciones permite entender mejor el diagnóstico de la pobreza crónica y los desafíos diferenciales que operan en las diversas regiones, provincias y localidades.
El mapa de la pobreza crónica muestra la importancia de considerar la heterogeneidad socioespacial a la hora de formular políticas públicas y conforma una herramienta útil de información para los hacedores y gestores de políticas públicas.
El mapa permite observar la incidencia de la pobreza crónica en cada provincia y/o departamento. Presenta así la prevalencia de la pobreza crónica respecto de la población del área geográfica seleccionada. De esta forma, se observa que, como proporción de la población en cada provincia, su incidencia tiende a ser mayor en las provincias que forman parte del NOA y del NEA. A su vez, deja en evidencia que, respecto de la población total de cada departamento, 16% de los departamentos del país presentan niveles de pobreza crónica que son críticos. Es decir, más del 25% de la población total en cada uno de esos departamentos vive en situación de pobreza crónica. Dentro de este subconjunto de departamentos, hay un 16% que tienen a más del 40% de su población en situación de pobreza crónica. Es decir, el peso de la pobreza crónica en los departamentos, visto en términos de la población de cada territorio, es un dato relevante.
En consecuencia, la herramienta busca servir de puntapié inicial para el trabajo articulado de los diferentes niveles de gobierno involucrados (nación, provincias y municipios) y de los actores sociales, políticos y económicos de cada uno de estos territorios.
Dentro de la población argentina, hay un grupo de personas que tiene la menor probabilidad de salir de la pobreza. Esto es lo que se denomina “pobreza crónica”. CIPPEC, PNUD y CEDLAS caracterizan a quienes viven en situación de pobreza crónica como el 10% de la población con menor probabilidad de salir de la pobreza, aun en períodos de crecimiento económico.
Entre quienes padecen la pobreza crónica, casi la mitad son niñas/os y adolescentes. Las personas en situación de pobreza crónica tienen privaciones en múltiples dimensiones, más allá del ingreso. Además, alrededor del 70% tiene menos de 9 años de educación, y si bien la mayoría de los adultos trabaja lo hace en condiciones precarias. Finalmente, viven en hábitats deficitarios dónde, por ejemplo, solamente tres de cada diez tienen acceso a cloacas.
La prevalencia de la pobreza crónica presenta diferencias en el territorio del país donde, por ejemplo, como proporción de la población en cada provincia, su incidencia tiende a ser mayor en aquellas que forman parte del NEA y el NOA. Visualizar estas variaciones permite entender mejor el diagnóstico de la pobreza crónica y los desafíos diferenciales que operan en las diversas regiones, provincias y localidades.
El mapa de la pobreza crónica muestra la importancia de considerar la heterogeneidad socioespacial a la hora de formular políticas públicas y conforma una herramienta útil de información para los hacedores y gestores de políticas públicas.
El mapa permite observar la incidencia de la pobreza crónica en cada provincia y/o departamento. Presenta así la prevalencia de la pobreza crónica respecto de la población del área geográfica seleccionada. De esta forma, se observa que, como proporción de la población en cada provincia, su incidencia tiende a ser mayor en las provincias que forman parte del NOA y del NEA. A su vez, deja en evidencia que, respecto de la población total de cada departamento, 16% de los departamentos del país presentan niveles de pobreza crónica que son críticos. Es decir, más del 25% de la población total en cada uno de esos departamentos vive en situación de pobreza crónica. Dentro de este subconjunto de departamentos, hay un 16% que tienen a más del 40% de su población en situación de pobreza crónica. Es decir, el peso de la pobreza crónica en los departamentos, visto en términos de la población de cada territorio, es un dato relevante.
En consecuencia, la herramienta busca servir de puntapié inicial para el trabajo articulado de los diferentes niveles de gobierno involucrados (nación, provincias y municipios) y de los actores sociales, políticos y económicos de cada uno de estos territorios.