Fue uno de los grandes boxeadores de
todos los tiempos y un inolvidable campeón del deporte argentino. Carlos
Monzón, uno de los medianos más grandes de todos los tiempos, noqueaba en Roma
hace 46 años al italiano Nino Benvenuti, y de la mano del célebre técnico
Amílcar Brusa iniciaba un reinado de ocho temporadas con 14 defensas, hasta que
renunció al título ecuménico en 1977 y se transformó en un mito del deporte
argentino.
Frío, guapo, talentoso y contundente,
Monzón ingresó la noche del 7 de noviembre de 1970 al Palazzo dello Sport
romano como un ignoto partenaire del gran campeón que había demostrado ser
Benvenuti, un impecable deportista a cuyos pies se rendía la afición boxística
de toda Europa que, por aquellos días, detentaba los títulos medianos de la
Asociación Mundial (AMB) y Consejo Mundial (CMB). Pero apoyado en el carácter
que luego el mundo conoció, tal vez inspirado en las raíces mocovíes de su
originario San Javier, el "Negro" Monzón no sólo acalló a los
ruidosos seguidores de su rival, sino que provocó una inesperada admiración
para un hombre desconocido hasta pocos minutos antes del comienzo de la pelea.
Monzón nació el 7 de agosto de 1942 en
el barrio La Flecha, de San Javier y murió 52 años después, el 8 de enero de
1995, en un accidente automovilístico ocurrido en paraje Los Cerrillos, sobre
la ruta provincial 1, a pocos kilómetros de su pueblo de origen. De aquella
noche, cargada del febril dramatismo que a veces es capaz de generar el deporte
de los puños, se recuerda la mortífera derecha que derrumbó a Benvenuti en el
12° round, cuando el argentino se metió de lleno en el escenario de un boxeo en
tiempos de esplendor. Uno de los mejores deportistas que dio Santa Fe surgió de
la más absoluta pobreza, pero luego conoció la fama y la opulencia. Esos
estados tan diferentes lo convirtieron en la cara de la reivindicación de los
humildes y en centro de todo tipo de controversias, clasistas o no.
Ya encarcelado por el asesinato de la
modelo uruguaya Alicia Muñiz, su última esposa, Monzón se declaró
"peronista y de Colón", pero no hubo sectores que lo sintieran ajeno
en "su" Santa Fe. Su camino menos conocido fue quizás el más duro.
Como aficionado debutó el 2 de octubre de 1959 y hasta su estreno profesional
combatió en 87 oportunidades, de las cuales ganó 73, empató 6 y perdió 8. En el
campo profesional realizó exactamente 100 peleas (15 de ellas mundialistas),
con un récord de 87 victorias (59 nocauts), 3 derrotas, 9 empates y una sin
decisión. Los entendidos afirman que de no haber existido Monzón, Emile
Griffith, Jean Claude Bouttier, Bennie Briscoe, José "Mantequilla"
Nápoles, Rodrigo Valdez y Benvenuti hubiesen podido reinar durante muchos años.