Este domingo 8 de diciembre de 2019 se llevó a cabo la procesión y misa por el día de la Inmaculada Concepción de María. La celebración comenzó con la procesión don la imagen de la Virgen desde el Santuario San Francisco Javier hasta el acceso sur a nuestra ciudad donde se encuentra ubicada la Virgen María. Allí se celebró la Santa Misa que fue presidida en esta ocasión por el Vicario Parroquial Leandro Orellano. Las actividades tuvieron lugar frente al edificio de la Zona IV de Vialidad provincial. Como es habitual, una multitud de fieles acompañaron a la virgen hasta la esquina de Teófilo Madrejón y Ruta provincial Nº 1 de San Javier.
Al celebrar la misa, el padre Orellano sostuvo: “El Señor y la Virgen están probando la fe del pueblo de San Javier, nos pasó con el tiempo el día de la fiesta del Santo Patrón y ahora nuevamente”. “Se ve que somos un pueblo que tiene mucha fe y creemos y por eso estamos reunidos aquí en este lugar para seguir transitando este tiempo de adviento” expresó.
“Se nos invita hoy a celebrar la Inmaculada Concepción, es conocer aquella mujer que a la hora de vivir el Adviento no hubo nadie como ella” añadió al referirse a María. “Podemos decir que María fue la mujer por excelencia la mujer que siempre supo vivir este tiempo de pre preparación y este hermoso relato que todos conocemos y escuchamos esta tarde del anuncio del Ángel a María es el comienzo del tiempo de adviento es esta preparación que con el envío del Ángel a María, esta mujer elegida para que sea la madre del Salvador” remarcó el padre Orellano.
Así mismo indicó: “Y ser la madre del Salvador es una elección que Dios hace recaer en esta mujer tan sencillo, tan humilde, tan común”. “Había otras mujeres de poder en la sociedad pero sin embargo él la eligió a ella, la mujer más sencilla entre todas la más humilde” dijo.
Por último, al dejar un mensaje en este tiempo tan especial de la llegada de la Navidad y la preparación de nuestros corazones para recibir a Jesús, el padre Orellano dijo: “La invitación del Evangelio: es allanen los caminos del Señor, él nos invitaba en el primer adviento a velar, a estar atentos y hoy en esta fiesta de María nos invita a allanar el camino”. “Y allanar el camino es justamente preparar el corazón y María era la única que poseía el corazón lleno de amor de sinceridad y por eso fue elegida” destacó.
Inmaculada Concepción
La Inmaculada Concepción, conocida también como la Purísima Concepción, es un dogma de la Iglesia católica decretado en 1854 que sostiene que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción por los méritos de su hijo Jesucristo, recogiendo de esta manera el sentir de dos mil años de tradición cristiana al respecto.
No debe confundirse este dogma con la doctrina del nacimiento virginal de Jesús, que sostiene que Jesús fue concebido sin intervención de varón mientras que María permaneció virgen antes, durante y después del parto.
Al desarrollar la doctrina de la Inmaculada Concepción, la Iglesia católica contempla la posición especial de María por ser madre de Cristo, y sostiene que Dios preservó a María desde el momento de su concepción de toda mancha o efecto del pecado original, que había de transmitirse a todos los hombres por ser descendientes de Adán y Eva, en atención a que iba a ser la madre de Jesús, quien también es Dios. La doctrina reafirma con la expresión «llena de gracia» (Gratia Plena) contenida en el saludo del arcángel Gabriel (Lc. 1,28), y recogida en la oración del Ave María, este aspecto de ser libre de pecado por la gracia de Dios.
