La convención universalmente aceptada indica que el otoño, la estación de las hojas de los árboles crujientes en el piso, en la mitad sur del planeta comienza el 21 de marzo. Sin embargo, desde una perspectiva estrictamente astronómica, el instante preciso en el que termina el verano es variable y se da en algún momento entre el 20 y el 21 de marzo. Este año, la estación comenzó a las 13:15 de este martes.
El otoño -resume en un comunicado el Observatorio Astronómico de Córdoba (OAC)- inicia con un equinoccio. Este término deriva del latín y quiere decir 'noches iguales'. Hace referencia al momento en el que el Sol se mueve encima del Ecuador terrestre y, por lo tanto, las noches tendrán un duración similar en toda la Tierra. Además, en esa jornada el Sol sale exactamente por el este y se pone por el oeste.
Los equinoccios son dos y se dan en los meses de marzo y septiembre. En el Hemisferio Sur, el equinoccio de marzo es el que marca el final del verano y el comienzo del otoño, lo contrario a lo que sucede en el Hemisferio Norte, donde este martes comienza la primavera.
En general, el equinoccio de marzo ocurre sucede aproximadamente el 21 de marzo pero esto varía, principalmente, debido a que la Tierra no demora exactamente 365 días en dar una vuelta alrededor del Sol.
Para entender por qué se dan las estaciones hay que tener en cuenta que la causa principal de estas es la inclinación del eje terrestre. Esa inclinación hace que por temporadas sean más largas la noches en un hemisferio y más cortas en otro, y que, cuando en uno es verano, en el otro es invierno.
Señala el OAC que es importante tener en cuenta que el equinoccio marca el momento justo en el que el Sol está en el plano perpendicular a la Tierra, pero que esto es algo casi imperceptible en nuestra cotidianidad. Por eso, establecer los inicios de la primavera el 21 de septiembre y el del otoño el 21 de marzo es una convención útil para marcar las temporadas del año en los calendarios.